viernes, 10 de julio de 2009

El dialecto de la noche



Un navegante aprende a descifrar e interpretar las señales, los signos, los símbolos que conforman el mundo marino. Los vientos, las corrientes, las nubes, las olas, los pájaros, los árboles, y todo aquello que le pueda dar información para orientarlo, como por ejemplo, las boyas, balizas, faros, torres, antenas, estrellas.

De muy chico empecé a familiarizarme con el arte de observar la naturaleza, interpretar señales y dejarme guiar por ellas. Es impresionante la cantidad de información que puedes sacar de una nube, de un cambio de viento, del color del cielo, de la intermitencia de un faro o de la humedad del aire.

Es una linda sensación descubrir tantos aliados, amigos confidentes, que te acercan su sabiduría para que la puedas utilizar de la mejor manera. A los 6 años descubrí que una tormenta podía ser mi amiga. Sólo tenía que saber como pararme delante de ella.

También aprendí que una corriente marina o de río es un continuo fluir con destino propio. Que puedes dejarte llevar por ella y no siempre lo mejor es remontarla en contra.

Aprendí también que las nubes no son solamente pompones decorativos del cielo. Tienen energía, vientos escondidos, y mucho misterio.

Las experiencias más fascinantes que viví como marino fueron de noche y con tormenta.

La noche es especial. La tormenta, maravillosa. Me atrae la oscuridad. Me enloquece la tormenta. Es inmensa la noche y, cautivante la tormenta. La noche habla con silencios y, la tormenta con elocuencia brutal.

Durante la noche, son los faros y las balizas quienes te indican tu posición. Son señales lumínicas con una definida intermitencia. En la más oscura de las noches es cuando mejor se distinguen estas luces. Navegar de noche me dio una comprensión diferente de la oscuridad. Hablo de las noches oscuras de los hombres, del corazón ciego, del alma turbada y temerosa, de la angustia ante los callejones sin salida, de la confianza en dejarse guiar por sabios señaladores de rutas y senderos alternativos.

Una noche, con fuertes lluvias y sudestada potente navegábamos con una pequeña vela de proa. No había buena visibilidad. Nuestros aliados estaban escondidos por las olas y la niebla. El barco era sacudido por la tormenta. Yo estaba al timón, agarrándolo con firmeza. Sentimos un fuerte golpe en el quillote. Rápidamente buscamos en la carta de navegación. Era el respingo rocoso de una isla. Creímos que se venía lo peor. El barco soportó el impacto. Supimos, gracias al golpe, donde estábamos. Corregimos el rumbo que había sufrido un pequeño desvío por las olas y al rato se abrió paso, delante de nosotros, un destello blanco que cada 10 segundos celebraba la llegada al puerto de destino.

Todo este episodio duró como tres largas horas. Las noches, a veces son largas, pero cuando aprendes su dialecto, se transforma en una experiencia muy reveladora.

3 comentarios:

Victoria de los pies desnudos dijo...

Qué buena descripción de la noche oscura! Tan misteriosa, fascinante y nada ajena al corazón humano.
"Navega sobre tu llanto..." decía el poeta León Felipe.
"La noche habla con silencios y,la tormenta con elocuencia brutal", dice el poeta y navegante Gonzalo.
Me encantó!

Anónimo dijo...

Esto me despertó el artículo escrito por Gonzalo, me mostró el blog en una noche de tormenta un amigo, hoy en una mañana de sol hago mi comentario.


La noche, la oscuridad, la tormenta, situaciones en las que uno se siente una miniatura entre tanta grandeza...pero también situaciones en las que uno se siente grande y satisfecho por haberlas superado, por no haberlas esquivado, por haberlas enfrentado.
Me quedo con el despertar después de una noche tormentosa, me quedo con el corazón engrandecido, animándome a navegar cada vez más adentro, más a lo profundo, hacia los verdaderos miedos, pero también hacia los verdaderos sueños y deseos.
A veces cuesta ser timón del propio barco, de nuestro propio corazón, pero devuelta me quedo con el orgullo de haberlo enfrentado y la satisfacción de seguir navegando. Porque después de toda noche oscura y tormentosa confío en que habrá una mañana de luz y sol, cálida y acogedora...

Saludos, Juan.

WICCA-MAKEUP WICCA_SPA dijo...

Es en la noche en donde uno se entrega a sus sueños , en donde le damos el timon a nuestra alma para ir a donde quiera ir, lejos de las luces del exito que hay que tener diariamente , y de todo lo cotidiano que exige nuestro control.HAce un tiempo que ronda la necesidad de no estar siempre a las alturas de las circunstancias, de llegar tarde , de no tener simpre la palabra justa , en definitiva soltar el control , ahi conoci mis limitaciones , mis noches oscuras y lejos de espantarme fue como sentirme en mi propia casa, como cuando llego y me descalzo ,dejo la cartera y apago el celular, y me abraza el silencio y en esa intimidad , me encuentro y sonriendo... me reconozo.