martes, 27 de julio de 2010

Para aquellos que quieran vivir de modo más creativo

Hoy desperté con ganas de desarrollar la creatividad en la gente común. Si bien, realizo esto a través de los talleres que doy en las empresas, me resulta muy estimulador poder realizar esta experiencia con gente común; el padre de un adolescente, una ama de casa, un joven profesional, una abuela, un artista, un médico, un músico o una modista.
Estoy cada vez más convencido que la creatividad es nuestra propia naturaleza. Creo en un Creador y Creo que somos a su imagen, creo, entonces, que somos de tal palo, tal astilla. Del Creador nacimos creativos.

Hay un montón de mitos acerca de quienes son los creativos. Hay innumerables excusas para sacarme de la lista de aquellos, y mucho pero mucho miedo de descubrir el inagotable manantial creativo que llevamos dentro.

Me gustaría armar un taller. Realizar entre 8 y 12 encuentros. Que sean una experiencia. No quiero discursos teóricos. Quiero lograr que cada participante se conecte con su potencial creativo. Quiero que practiquen, que ejerciten. Imagino un grupo de 8 a 10 personas. Creo que de esa manera podría brindar un acompañamiento personalizado. Quiero desafiarlos a explorar, a ampliar sus horizontes, a probar cosas nuevas, a salir de su zona conocida, que descubran la sintonía con uno mismo y con el universo.

Encontraremos dificultades, resistencias, jueces internos implacables, voces internas que nos impulsarán a abandonar el camino... si, ya los conozco, pero quiero que encuentren maneras creativas de burlar esos límites y reírse de ellos. Que puedan mostrarle a los enemigos internos que hay dentro de cada uno, un maravilloso artista que por ahora duerme... pero que cuando despierte... les mostrará cosas fascinantes, increibles, imposibles, porque aunque sean ateos o agnósticos, se habrán conectado con la energía más pura del Creador.

Dice Brenda Ueland: ¿Por qué habríamos de usar nuestro poder creativo? Porque no hay otra cosa que haga a la gente más feliz, generosa, vivaz y audaz...

martes, 20 de julio de 2010

Gracias totales!!!


Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales;
que con solo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas;
que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
llega a todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños;
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así, tan necesaria.

Hamlet Lima Quintana,

jueves, 15 de julio de 2010

Del hombre de Neardental al homo emotionis

En muchas ocasiones me descubrí entendiendo las cosas, comprendiendo lo que sucedía. Me doy cuenta que mi abordaje a la realidad se da por medio del proceso cognitivo. Leo, estudio, veo, escucho y digo… ya entendí. Me cae la ficha de la comprensión y se me hace la luz.

Pero eso es sólo una parte. Una pequeña parte.

Cuando quiero poner en práctica aquello que entendí no siempre obtengo buenos resultados. Y digo, ¡Pero, si lo sabía!

Cuando entiendo que tengo que tomar tal o cual decisión, por ejemplo, a la hora de ejecutarla, me invaden muchos sentimientos y emociones. El miedo, la tensión, la angustia, la inseguridad, la duda, el vértigo. Esas emociones retrasan la toma de esta decisión.

Cuando entiendo qué es lo que le pasa a esa persona, armo mi charla de acuerdo a lo que quiero decirle. Pero al momento de estar cara a cara, se me cruzan mil otros pensamientos, y un torbellino de emociones que hacen que mis líneas aparezcan sinuosas en el papel de mi memoria.

Y cuando tenés que hablar con tu jefe para plantearle una necesidad que para vos es fundamental…
Y cuando tenés que enfrentar a tus viejos para decirles que no querés ser abogado como tu abuelo, tu padre y tus tíos…
Y cuando tenés que contar algo que realmente te avergüenza pero necesitás hacerlo para liberarte de ese peso…
Y cuanto tenés que decirle a tu pareja que no te sentís valorado o tenido en cuenta…
Y cuando es importante llorar delante de tus hijos…
Y cuando querés decirle a alguien que lo amás profundamente y te ahogás…
Y cuando…

Una cosa es entender y saber lo que hay que hacer, y otra cosa es desarrollar la capacidad para accionar asertivamente. Aquí es donde toman cuerpo las habilidades emocionales. ¡Qué importante sería desarrollar estas habilidades para tenerlas como aliadas, confidentes, amigas y compañeras; y no, como enemigas de mí mismo! ¿No?

La capacidad de tolerar la frustración, tolerar la incertidumbre, convivir con cuestiones abiertas, aceptar y tolerar las tensiones, tienen que ver más con las habilidades emocionales que con las intelectivas.

Cada vez me doy más cuenta de la importante de desarrollar las diversas inteligencias. No sólo la cognitiva, tan trabajada que la tengo, sino también, la inteligencia emocional, la artística, la lingüística, la social, la capacidad de gestionar relaciones, la de expresar sentimientos, la inteligencia para autoconocerse, la habilidad de empatizar, entre otras.

Nos ha crecido mucho la cabeza. Se ha desarrollado poco el corazón. La emoción es una fuerza vital que lleva a la acción. Taparla, nos quita fuerza. Nos perdemos de la rica información que nos traen del fondo de nuestro ser. Por el miedo a perder el control, nos sentamos encima de ellas para que nos salgan. Terminamos exhaustos y no sabemos porqué.

Me gusta pensarme y cada vez más, me gusta sentirme… hay una enorme riqueza que aún no he descubierto. La quiero soltar, liberar, darle permiso para expandirse plenamente.




La idea de este título surgió en una charla con un navegante amigo de San Pedro.