sábado, 30 de mayo de 2009

Sueño e Imagino

Cada vez me convenzo más de que existen caminos que aún desconozco. Caminos para mejorar mi calidad de vida, caminos para ampliar mis horizontes, rutas salvajes que aún no he explorado. En ciertos momentos, me ahogo pensando que las alternativas se me han agotado y caigo en la angustia del callejón sin salida.

Al cabo de un rato algo en mí se empieza a serenar y emerge de quién sabe qué lugar recóndito de mí ser una sensación de nueva oportunidad. Mi imaginación me rescata creando y soñando un mundo posible. Se me empieza a dibujar un camino que nunca antes había intentado transitar.

Mi espíritu se da un permiso para hacer las cosas diferentes, para encarar una situación de un modo diverso, para ensayar acordes que nunca creí poder cantar, me animo a soltar poemas y rimas inspirados en experiencias oscuras que antes carecían de sentido.

Ya no soy el de la angustia. Ya no soy aquel que mira la sucia pared del fondo cerrado a todo horizonte. Soy, más bien, alguien que empieza a deleitarse con aquello que aún no ha llegado a materializarse pero sabe con certeza que ya existe en algún mundo, en algún corazón, o en alguna mente.

Aquello que me devuelve la paz y la alegría está suelto por el aire, llevado por el viento, nadie lo puede poseer pero a todos puede acariciar. Está disponible para aquellos que se animan a soñarlo, a crearle un espacio dentro de si mismos, a ser visitados, abrazados, queridos, cuidados, protegidos, desafiados…


Cuando imagino siento que algo me rescata
Y cuando sueño mi alma empieza a dar gracias
Y… como alguna vez soñé que era poeta. Lo imaginé y se hizo realidad…


Sueño con soltar mis ataduras…
Sueño que se disipan mis miedos…
Sueño con reír más veces al día
Sueño con guiñarle un ojo a la vida


Sueño con sentir el amor que se me brinda
Sueño con vivir más a pleno cada día
Sueño que mis sueños ya están aquí, dentro y cerca;
Sueño que les doy la bienvenida…



Imagino que aumenta mi capacidad de disfrutar
Imagino que me inunda la serenidad interior
Imagino que va naciendo lo mejor de mí


Imagino que me abro a recibir una bendición


Imagino que abrazo a mis seres más queridos
Imagino que estoy cada vez más presente,
Me imagino más aquí, más yo mismo, más feliz.

lunes, 25 de mayo de 2009

Conozco a alguien que disfruta y celebra contra viento y marea

Anabella tenía 27 años. Una africana nacida en la aldea de Makesse, en la sabana del centro norte de Mozambique. Ella emigró a la aldea de Mouyninguyniguy. Ya establecida allí, con su marido e hijos, se transformó el líder de esa comunidad. La aldea la conformaban un puñado de personas, la mayoría mujeres y niños, dos o tres ancianos y algunos hombres que fuera de temporada laboral volvían a sus hogares para llevar el fruto de tanto esfuerzo.


En esa zona tienen dos estaciones de lluvia en las que aprovechan para sembrar. Por los cambios climáticos una de las estaciones pasa de largo y, entonces, queda una sola para poder cosechar lo que comerán en un año.


Por esas cosas de la vida, milagros y sorpresas; llegué una mañana a esta aldea. Fuimos recibidos con un vistoso y colorido baile. Participamos de algunos rituales. Nos agasajaron con un sencillo y austero almuerzo. Y así compartimos la alegría de quienes se perciben como hermanos de cada hombre de esta tierra.


El atardecer fue de película. Y mejor aún porque yo estaba ahí. A la infinidad de matices del rojo se le agregaron los sonidos de los animales, y la variedad de olores y perfumes que la creación va soltando antes de irse a descansar.


Ya entrada la noche, Anabella arrimó tres grandes leños humeantes, los frotó un poco y se hizo la luz. Alrededor del fuego comenzaron los tambores que animaron la danza. Al cabo de unas horas, ella levantó su mano y anunció: “¡Karingani!” (Que significa algo así como: llegó el momento de los cuentos)


Se detuvieron los tambores y una abuelita muy arrugada se sentó en el centro. Todos los niños de la aldea corrieron a sentarse a su alrededor. La anciana empezó a contar sus historias; ancestros, éxodos, logros, creencias, rituales, espíritus, esperanzas, fortalezas.
Los niños bebían cada palabra de las historias que la anciana les iba trasmitiendo. Es así como se va forjando la tradición.


Ya muy tarde nos fuimos a descansar. Dormimos sobre una estera de junco, a la intemperie.


A las 5 de la mañana el sol se levantó y salimos a cubrirnos bajo alguna sombra. Nos brindaron un cariñoso desayuno; unas galletas de maíz con una infusión, de quien sabe qué hierba autóctona.


Después de esto comenzaron los apremios para la despedida. Yo estaba sentado bajo un alero intentando que el sol no me perforara la piel. Anabella se arrimó y se sentó al lado mío. En voz baja me dijo: “Ya nos queda poco maíz, sino llueve pronto moriremos de hambre”. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Luego me miró con esos ojos llorosos y con una sonrisa muy pero muy grande me dice: “¡Pero qué felices nos hicieron con esta visita!”


Le sostuve por un rato la mirada y su sonrisa me la guardé como una bendición.


Hay personas que tienen el don de disfrutar el presente como si fuera eterno.

martes, 12 de mayo de 2009

Hola, Hola... ¿Hay alguien ahí? Hay permiso para disfrutar...

A veces tengo una leve percepción de no estar todo entero en un lugar. Miles de imágenes y sensaciones se me presentan, preocupaciones e incertidumbres se me amontonan, las exigencias me doblan la espalda, las presiones me hacen doler la cabeza y la angustia me oprime el pecho… y ahí me pregunto… ¿Tiene sentido todo esto? ¿Estás disfrutando de la vida? Y como imaginarán, la respuesta es: “NO”

¿Por qué hago lo que hago? ¿Lo elijo? ¿Puedo describir y descubrir todas las motivaciones, ocultas y evidentes, que me llevan a hacer esto y aquello? ¿Puedo sostener una acción con la sola motivación del “porque hay que hacerlo”; “y… es así…”; o “no hay otra manera”?

¿Me hace bien terminar el día sin una buena cuota de satisfacción, conscientemente experimentada y celebrada?


Estar Conscientes


La conciencia es la llave para la transformación. Simplemente estar conscientes de cuales son nuestras convicciones y hábitos actuales, nos coloca en el punto de partida real para nuestra travesía por la vida.

En el momento que nos volvemos conscientes de, e identificamos, nuestras ilusiones y apegos, nos liberamos del poder que hasta ese momento ejercían sobre nosotros. Este descubrimiento nos lleva a recuperarnos de las ilusiones pasajeras e incrementa nuestra habilidad para permitir que las cosas sean tal como son.


Una de las decisiones más importantes que puede tomar en su vida es estar presente "aquí y ahora" en cada momento, y una vez tomada, conectar con su intención y comprometerse a manifestarse a si mismo. A partir de ese momento su viaje hacia el despertar habrá comenzado y eventualmente estará en un estado de iluminación continua.


Solo aquellos quienes están presentes y disponibles tienen la habilidad de responder conscientemente, los demás simplemente reaccionan inconscientemente, ausentes a ellos mismo y a los demás.



Responsabilidad: Mientras que la conciencia nos permite descubrirnos, la responsabilidad nos permite rescatarnos. En el mismo momento en que asumimos responsabilidad por nuestra vida nos rescatamos a nosotros mismos, recuperamos nuestro poder interno, nuestra dignidad, nuestro respeto y la seguridad y confianza en nuestra capacidad.

Intención: Primero necesitamos decidir que es lo que queremos, y luego establecer metas realizables en las cuales creemos totalmente. Posteriormente visualizarlas en nuestra mente con todo el detalle posible, como si ya fueran realidad.

Compromiso: Comprometernos con nuestras verdaderas intenciones equivale a establecer un acuerdo con lo divino. Es solo a partir de ese momento de compromiso que el universo comienza a tomarnos en serio, y se adapta para acomodarnos.

Acción: El compromiso debe ser expresado efectivamente en acciones. Ejecutar estas acciones diariamente nos acerca paso a paso a nuestras metas, las cuales se convierten en un sistema de navegación que guía nuestras acciones, por eso es importante ajustar nuestras coordenadas (mantenernos enfocados) constantemente para mantener el curso. Este viaje es un proceso, no un destino, ¡recuerde disfrutar la travesía!

Liberar las áreas bloqueadas de su vida le permite vivir plenamente y disfrutar de la vida, sirviendo de la manera más elevada y dando y recibiendo generosamente sin apegos.

Intuición: A medida que avanzamos comenzamos a ver más claramente la vida como realmente es, y nuestra intuición nos guiará con un significativo impacto en nuestras metas y acciones.

Es importante al alcanzar este nivel colocarnos en un estado receptivo que nos permita obtener el máximo beneficio de las intuiciones que recibamos, lo que nos permitirá aprovechar las oportunidades que se presenten para profundizar en nuestro propio descubrimiento.

Disfrutar: Disfrutarnos totalmente desprovistos de apego es estar inspirados, esa es una meta elevada que puede brindar mucha satisfacción. Estar inspirados es estar en contacto con nuestra esencia, desde donde podemos armonizarnos con la esencia misma de la creación.

lunes, 4 de mayo de 2009

Miedo a todo...¿Podré ser más libre de mis miedos?

Hay dos imágenes que quiero compartir; una es tomada de la película “Hook” y la otra es de una canción de “Maná”.


En la película, los niños viven en el país de nunca jamás. La imagen que me llamó la atención es aquella en al que, llegada la noche, cada uno de los niños se acercaba a su velador y apagaba la luz. Luego se iban a dormir. Sus rostros eran serenos, rostros que experimentaban confianza.


La canción de Maná, este grupo de música de mexicanos, habla de un niño que dialoga con un reloj Cucú y le cuenta que su padre falleció. En ese diálogo le dice: Oye, Cucú, Papá se fue, prendé la luz que tengo miedo; oye, Cucú, Papá se fue, prende la luz y apaga el tiempo. Este es un grito de miedo por la ausencia, por el abandono, por el desamparo.



Somos personas dominadas por el miedo. A veces no nos damos cuenta del poder negativo del miedo. El miedo ha invadido los rincones más recónditos de nuestro ser, hasta el punto que no hemos experimentado el sabor de una vida libre de miedos. Da la impresión que no vivimos un solo momento libre de miedos. El miedo penetra en nuestro interior y controla – seamos conscientes o no de ello- la mayoría de nuestras decisiones y elecciones.


Ejerce un gran poder sobre nosotros y tenemos esta sensación: nos ata, es un lastre que me impide avanzar, me asfixia y no puedo salir. Estoy siempre en el mismo punto.



Se alcanza un enorme poder consiguiendo que las personas vivan inmersas en el miedo. Casi siempre hay alguien que está a nuestras espaldas y nos controla: un padre, una madre, un jefe, una institución o la creencia en algún Dios.



Hay un montón de las preguntas que nos hacemos que brotan de la casa del miedo. ¿Qué voy a hacer si no encuentro una mujer o un hombre con el cual compartir mi vida? ¿Qué haré si lo que estudio no me da de comer? ¿Si me quedo sin trabajo qué le pasará a mi familia? ¿Cómo voy a educar a mis hijos? ¿Cómo conservar el buen nombre? ¿Y si no tengo éxito, qué? ¿Seré feliz? ¿Me quedaré solo o sola? ¿Qué pasará si dejo este trabajo que me da seguridad y busco otro en que me pueda realizar y desarrollar?



El fruto de estos cuestionamientos es la Parálisis: no resuelvo, me pongo peor porque no lo hago y me frustro porque tengo la sensación de una cuenta pendiente.



Otro fruto es la negación: porque me duele o no lo soporto, lo niego, lo anulo.



Cuando las preguntas surgen como fruto del miedo nunca nos llevan a respuestas dictadas por el amor. Es claro que el miedo engendra miedo. El miedo nunca es padre del amor. Hacernos las preguntas adecuadas es tan importante como encontrar las respuestas correctas. El verdadero amor elimina del campo de nuestra consciencia todo miedo.


Identificar los miedos es el primer paso en el camino hacia la casa del amor.


¿A qué tengo miedo?



A fracasar: entonces tiendo a la búsqueda de seguridades, a la fuga en las decisiones, postergación de compromisos, el rechazo a la propia autonomía para que otros me resuelvan las cosas.


A la soledad: miedo a no ser querido. Temor a la desaprobación. Al rechazo. A salirse de los parámetros o códigos familiares, religiosos o culturales.



A la frustración: Se tapan los deseos y necesidades por miedo a que no se concreten. Nunca la realidad va a ser igual a nuestro deseo.



La propuesta es mirar a quién nos ama. Esa mirada de amor nos hace libres. La imagen es el sol en el invierno. El frío es parálisis. El sol nos trasmite su calor. Nos desentumece. Nos da vida. Nos pone en camino.



LA SEMILLA DEL MIEDO


Por miedo rompí mis versos,
por miedo ahogué mis palabras,
por miedo tragué mis besos.
Por miedo guardé las alas.

Miedo de perder lo que nunca tuve.
Miedo de tener lo que siempre quise.

Por miedo, cerré mis ojos por dentro
para que el fuego azul, la llama fría,
velase mis sentimientos.
Por miedo dejé la vida.

Miedo a llegar, sin recorrer el camino.
Por miedo, quise apagar mi fuego
y secar el pozo de mis deseos,
quise cubrirlo todo con tierra.

Pero las ascuas alimentaron estos versos.



*Ascuas: pedazo de cualquier materia sólida y candente. Estar en ascuas, estar inquieto, sobresaltado. Porque hay algo que te quema adentro.



Lo mejor sería no huirle a los miedos. Hay que enfrentarlos y escucharlos. Dialogar con ellos. Preguntarles de donde vienen y que mensaje traen. Quizás hasta nos puedan revelar los tesoros que esconden…