jueves, 26 de marzo de 2009

El cuerpo se acuerda de todo...

Tengo una amiga que vivió una experiencia realmente fascinante cuando dio a luz a su primer hijo. Hacía nueve meses que estaba esperando ese momento tan particular soñando tantas cosas. Espera que fue tejida entre ansiedades, deseos, miedos y confianza.


El momento del parto fue doloroso y emocionante. El padre recibió al niño, cortó el cordón umbilical, lo limpió y se lo pasó a la madre. Ella lo apoyó contra su pecho y sintió que ese momento era único. Dios había guardado desde toda la eternidad ese momento. Ella había recibido de parte de Dios ese abrazo para entregárselo a su hijo. Nunca habría otro abrazo igual. Ella, susurrándole al oído, le decía: hace tanto tiempo que quería tenerte en mis brazos.


El hijo encontró serenidad cuando sintió el calor del cuerpo de la madre, cuando percibió el olor de su piel, cuando escuchó la suavidad de su voz. El contacto de los cuerpos trascendía el tiempo y el espacio.
Es sorprendente la fuerza que puede tener un abrazo… te hace temblar hasta tu fibra más íntima. Genera el instante eterno...


¿Saben? El cuerpo tiene memoria…


Los llantos del corazón se marcan en el cuerpo. Y sangramos para saber que estamos vivos. El cuerpo tiene memoria de lo que pasó por el corazón. Se acuerda de todo. No es una tarea fácil descifrar los mensajes del alma escritos en el cuerpo. Pensamos que arreglando el cuerpo ya hemos terminado con nuestros problemas. No siempre es secando las lágrimas que brotan de la piel que logramos calmar lo que duele en el interior. ¡Si supiéramos dialogar con nuestro cuerpo!


Él nos cuenta algo de nuestro propio misterio, nos introduce en él. Nos canta la melodía de lo que resuena en los abismos de la persona. Recita poemas locos de los amores imposibles, de los sueños incumplidos, de los gemidos insatisfechos, de latidos indescifrables.


El cuerpo te cuenta historias de otro tiempo, de otros mundos, verdaderos pero dormidos en el silencio de lo secreto. Te revela nuevos brillos y a la vez, te oculta algunos matices. El cuerpo se encuentra dentro de una tensión muy grande. Siente la vida que le estalla en el alma y padece su limitada capacidad de decirlo todo. Pero te lleva al umbral de lo desconocido, al límite de lo inexpresable, a esas fronteras más allá de lo soñado; hacia la posibilidad de descubrir todo lo que celosamente esconde y tiernamente cuida.

viernes, 13 de marzo de 2009

¿Viste la película...

"Más allá de los sueños"?


Tome esta película porque en ella Chris (Robin Williams), realiza un apasionante viaje interior en el que va ir revelando la situación real en sus relaciones familiares, con su mujer y con sus hijos; y además aparece con claridad un modo de acompañar procesos vitales que me es de gran ayuda.

Este viaje sólo es posible atravesando la muerte y en ese mundo más allá de los sueños hay alguien que lo va guiando. Más que un guía será un compañero de viaje. Ese guía es percibido de modo borroso, como fuera de foco y, a medida que avanza el proceso, él puede ver con mayor claridad. Puede verse y verlo, empieza a reconocerse y a reconocerlo. El guía no apura ni fuerza el andar sino que va preguntando según lo que Chris quiere saber. Chris es quién propone el camino.

Las respuestas que da el guía varían, desde la inducción a la confrontación, pero nunca lo dirige, ni reemplaza la libertad en las decisiones que Chris va tomando al asomarse en los temas más oscuros y dolorosos de sus relaciones personales.

El compañero de camino nunca se asusta de lo que Chris le va contando y mostrando sobre su vida. Hay una aceptación sin condiciones.

Una frase que desata el proceso de Chris es cuando se da cuenta de que ve borroso, desenfocado. Y pregunta con alteración, qué es lo que le pasa, porqué ve de esa manera. Y el guía le contesta: “Cuando dejes de tenerte miedo, te vas a poder ver con claridad”.

La anámnesis es un recurso permanente. Traen al presente los acontecimientos pasados y toman contacto afectivo y emocional con los mismos y con la nueva luz que le da la vida “más allá de los sueños” puede comprenderlos y asumirlos. En cada situación hay una instancia reconciliadora, algún gesto o palabra que esclarece, que interpreta y sana.

El guía deja espacio para que eso suceda, pues hacia allí quiere dirigirse Chris.

El proceso lo lleva a ir bien hondo en las heridas de sus vínculos. Allí donde el hombre experimenta su propio infierno, allí donde sólo él puede llegar, allí donde se siente más desdichado y más sólo, allí donde sólo el amor es capaz de hacer el milagro de la curación.

La película nos deja con un final feliz. Una vida reconciliada. Un proceso en el cual la persona está más presente a sí mismo y más presente a los otros.

El compañero de camino era su hijo mayor a quien nunca pudo valorar, reconocer y querer en su “otra” vida. El hijo lo acompaña sin mezclar su propia herida en el proceso. Mantiene la “disociación operativa”.

Seguramente, que al final del proceso de Chris, él también será beneficiado. Pero no es lo que busca como objetivo en el acompañamiento.

El objetivo es que Chris se valga de esta relación para su propio desarrollo.

domingo, 8 de marzo de 2009

¿Qué me dejó de bueno el día de hoy?

¿Valió la pena?
¿Tuvo sentido?
el modo de hacer las cosas... ¿me trae mayor plenitud?

martes, 3 de marzo de 2009

Descubrir el sentido de la vida es una opción

A veces creo que la felicidad depende de una simple opción. Uno no siempre elige los caminos que ha de recorrer, pero nadie puede imponernos la forma en hemos de transitarlos. La vida a menudo hace caso omiso a nuestros deseos, obligándonos a abandonar algún que otro sueño. Pero no quita sin dar, como tampoco da nada sin privarnos de algo. Y es que sólo es una, la senda que podemos transitar; y esa es nuestra historia, y eso, somos nosotros mismos.

El hombre no elige nacer, no elige su familia, no elige de quién se ha de enamorar, no elige sus ausencias, y mucho menos elige la hora de su muerte. Nadie parece preguntarle a la hora de las cosas fundamentales que conformarán su vida. Se encuentra casi como espectador en su propia película. Pero, a pesar de todo, siempre guarda para sí una opción última. En cada paso que da, voluntario o no, inevitablemente mueren los infinitos pasos que no ha dado. Y a la vez, se le abren múltiples posibilidades impensadas antes de avanzar.

Entonces el hombre elige. Hace una opción fundamental, por la vida o por la muerte. En cada paso puede elegir morir junto a todos los caminos que ya nunca andará; puede vivir atado a lo que no ha sido y ya no podrá ser. 0 en cambio, puede levantar su frente, a pesar de esas muertes muchas veces dolorosas, y elegir por la vida, mirar con amor el sitio donde se encuentra, su vida, su historia. Uno es simplemente lo que es, y anda siempre con lo puesto, canta Serrat. Y la opción es amar y odiar esto. Es mirar nuestra vida como una tragedia, un chiste de mal gusto, o un milagro cotidiano, una posibilidad permanente, un regalo de Dios. Y ahí está la opción. En cada momento tenemos lo suficiente, y aún mas, para ser plenamente felices; siempre. Pero muchas veces, aferrados caprichosos a lo que no es, no nos permitimos esta felicidad. El secreto no es hacer siempre lo que queremos, sino, mas bien, querer siempre lo que hacemos. Poner el corazón entero en cada paso, y mirar con esperanza el futuro.

Quería compartirles esto, para que sea un Faro en medio de la noche.

A uno a veces le falla un poquito la memoria y se vuelve un ingrato. No ser feliz, con todo lo que Dios nos regala en cada momento en cada persona, es realmente algo injusto.

"El hombre es desgraciado porque no sabe que es feliz.

¡Eso es todo! Si cualquiera llega a descubrirlo, será feliz de inmediato, en ese mismo minuto. Todo es bueno."
F. Dostoievski