sábado, 21 de enero de 2012

Grita mi tierra para hacerse multitud

Recién escuché un reportaje a Don Atahualpa. Él hablaba acerca del cantor. Decía algo así como que el cantor es un solitario que se transforma en multitud cuando escucha la voz de la tierra y la reproduce.

Cuando el cantor es profundo entra en comunión universal con cada hombre que se siente identificado con la vivencia que trasmite. El cantor no repite versos en rima técnicamente perfectos. El verdadero cantor cuenta vivencias que desde lo profundo del alma florecen en su voz, se hace canto y mensaje, se abre paso conmoviendo, sacudiendo generaciones, deshaciendo fronteras, desafiando límites, construyendo relaciones y tejiendo amistades.

Así también cada hombre es un solitario, a no ser que descienda profundo en su propia tierra y escuche su voz, su latir, su reír y llorar, sus sueños y miedos, angustias y dolores, alegrías y frustraciones; heridas y esperanzas… y las exprese en la forma que le salga, organizado en versos o disperso como arrebato emocional… sea la forma que adquiera, pide salir de la oscuridad de la tierra para transformarse en multitud, en hermano, amigo, compañero de vida…

Cuantas veces nos sentimos solos aunque estemos rodeados de gente. Multitudes caminan solitarias porque no descienden a lo profundo de su tierra a escucharla y a hacerle compañía.

Al niño le cuesta ponerle nombre a lo que sucede en su tierra. Y encuentra alivio cuando se la acercamos. Así nos transformamos en compañeros de las cosas de su alma. Así evitamos el devastador sentimiento de abandono.

Detenerse, escuchar y descender para darnos cuenta que el barro se subleva, se eleva desde abajo para abrir una grieta en la soledad y tirar en lo profundo las redes del encuentro…

“Otros juntan sus monedas y junto yo mis cantares, ellos guardan en gavetas y yo los disperso en el aire”… dice Leopoldo Dobric en la voz de su nieto Carlos Guyot, así como ellos y tantos, suelto al viento lo que estalla en mi alma para encontrarme con todos los que alguna vez han cantado lo que gritaba en lo profundo de su tierra…

lunes, 2 de enero de 2012

Canilla libre para sentir...

Si pudiera acercarme a una persona sin prejuicios, dejando de lado la pretensión de diagnosticar qué le pasa, sin sacar conclusiones, y de manera descriptiva escuchar su historia tal como la persona la ha vivido… creo que entraría en una atmósfera de empatía sin igual… y frente a estas preguntas diría: “ah, te entiendo”

Como no se qué hacer con estas preguntas que salieron a mi encuentro, las suelto por el aire con el deseo de hacer un aporte en el camino hacia la comprensión de uno mismo.


1. Cuando se siente enojado o resentido, ¿cómo expresa amor si, mientras usted estaba creciendo, sus padres o bien discutían o bien evitaban conscientemente la discusión?

2. ¿Cómo logra que sus hijos lo escuchen sin gritar ni castigarlos, si sus padres gritaban y lo castigaban para mantener el orden?

3. ¿Cómo pide más apoyo si, aun siendo niño, usted se sintió permanentemente desatendido y decepcionado?

4. ¿Cómo se abre y comparte sus sentimientos si teme ser rechazado?

5. ¿Cómo le habla a su pareja si sus sentimientos dicen “te odio”?

6. ¿Cómo dice “lo lamento” si, de niño, usted era castigado por cometer errores?

7. ¿Cómo puede admitir sus errores si le teme al castigo y al rechazo?

8. ¿Cómo puede mostrar sus sentimientos si, de niño, usted era permanentemente rechazados o juzgado por sentirse perturbado o por llorar?

9. ¿Cómo se supone que usted pida lo que quiere si, de niño, lo hacían sentir mal por querer más?

10. ¿Cómo se supone siquiera que sepa lo que está sintiendo si sus padres no tenían el tiempo, la paciencia o la sabiduría para preguntarle cómo se sentía o qué era lo que lo molestaba?

11. ¿Cómo puede aceptar las imperfecciones de su pareja si, de niño, usted sentía que debía ser perfecto para merecer amor?

12. ¿Cómo puede escuchar los sentimientos de dolor de su pareja si nadie escuchaba los suyos?

13. ¿Cómo puede perdonar si usted no era perdonado?

14. ¿Cómo se supone que usted llore y alivie su dolor y su pesar si, de niño, le decían siempre ‘No llores’ o ¿Cuándo vas a crecer?’

15. ¿Cómo puede escuchar la decepción de su pareja si, de niño, lo hacían sentir responsable por el dolor de su madre mucho antes de que pudiera comprender que usted NO era responsable?

16. ¿Cómo puede escuchar la ira de su pareja si, de niño, su madre o su padre le adosaban a usted sus frustraciones a través de gritos y exigencias?

17. ¿Cómo se abre y confía en su pareja, si las primeras personas en las que confió con su inocencia lo traicionaron de alguna manera?

18. ¿Cómo se supone que puede comunicar sus sentimientos en forma respetuosa y afectuosa si no ha tenido la práctica de dieciocho años sin la amenaza de ser rechazado o abandonado?

Como primera medida propongo “habilitar la experiencia, única e incomunicable” de cada persona para darle un lugar privilegiado a lo vivido. Y después, hablamos… de crecer y desarrollar la inteligencia emocional para llegar a la mejor versión de nosotros mismos.





Agradezco al Dr. John Gray