lunes, 4 de mayo de 2009

Miedo a todo...¿Podré ser más libre de mis miedos?

Hay dos imágenes que quiero compartir; una es tomada de la película “Hook” y la otra es de una canción de “Maná”.


En la película, los niños viven en el país de nunca jamás. La imagen que me llamó la atención es aquella en al que, llegada la noche, cada uno de los niños se acercaba a su velador y apagaba la luz. Luego se iban a dormir. Sus rostros eran serenos, rostros que experimentaban confianza.


La canción de Maná, este grupo de música de mexicanos, habla de un niño que dialoga con un reloj Cucú y le cuenta que su padre falleció. En ese diálogo le dice: Oye, Cucú, Papá se fue, prendé la luz que tengo miedo; oye, Cucú, Papá se fue, prende la luz y apaga el tiempo. Este es un grito de miedo por la ausencia, por el abandono, por el desamparo.



Somos personas dominadas por el miedo. A veces no nos damos cuenta del poder negativo del miedo. El miedo ha invadido los rincones más recónditos de nuestro ser, hasta el punto que no hemos experimentado el sabor de una vida libre de miedos. Da la impresión que no vivimos un solo momento libre de miedos. El miedo penetra en nuestro interior y controla – seamos conscientes o no de ello- la mayoría de nuestras decisiones y elecciones.


Ejerce un gran poder sobre nosotros y tenemos esta sensación: nos ata, es un lastre que me impide avanzar, me asfixia y no puedo salir. Estoy siempre en el mismo punto.



Se alcanza un enorme poder consiguiendo que las personas vivan inmersas en el miedo. Casi siempre hay alguien que está a nuestras espaldas y nos controla: un padre, una madre, un jefe, una institución o la creencia en algún Dios.



Hay un montón de las preguntas que nos hacemos que brotan de la casa del miedo. ¿Qué voy a hacer si no encuentro una mujer o un hombre con el cual compartir mi vida? ¿Qué haré si lo que estudio no me da de comer? ¿Si me quedo sin trabajo qué le pasará a mi familia? ¿Cómo voy a educar a mis hijos? ¿Cómo conservar el buen nombre? ¿Y si no tengo éxito, qué? ¿Seré feliz? ¿Me quedaré solo o sola? ¿Qué pasará si dejo este trabajo que me da seguridad y busco otro en que me pueda realizar y desarrollar?



El fruto de estos cuestionamientos es la Parálisis: no resuelvo, me pongo peor porque no lo hago y me frustro porque tengo la sensación de una cuenta pendiente.



Otro fruto es la negación: porque me duele o no lo soporto, lo niego, lo anulo.



Cuando las preguntas surgen como fruto del miedo nunca nos llevan a respuestas dictadas por el amor. Es claro que el miedo engendra miedo. El miedo nunca es padre del amor. Hacernos las preguntas adecuadas es tan importante como encontrar las respuestas correctas. El verdadero amor elimina del campo de nuestra consciencia todo miedo.


Identificar los miedos es el primer paso en el camino hacia la casa del amor.


¿A qué tengo miedo?



A fracasar: entonces tiendo a la búsqueda de seguridades, a la fuga en las decisiones, postergación de compromisos, el rechazo a la propia autonomía para que otros me resuelvan las cosas.


A la soledad: miedo a no ser querido. Temor a la desaprobación. Al rechazo. A salirse de los parámetros o códigos familiares, religiosos o culturales.



A la frustración: Se tapan los deseos y necesidades por miedo a que no se concreten. Nunca la realidad va a ser igual a nuestro deseo.



La propuesta es mirar a quién nos ama. Esa mirada de amor nos hace libres. La imagen es el sol en el invierno. El frío es parálisis. El sol nos trasmite su calor. Nos desentumece. Nos da vida. Nos pone en camino.



LA SEMILLA DEL MIEDO


Por miedo rompí mis versos,
por miedo ahogué mis palabras,
por miedo tragué mis besos.
Por miedo guardé las alas.

Miedo de perder lo que nunca tuve.
Miedo de tener lo que siempre quise.

Por miedo, cerré mis ojos por dentro
para que el fuego azul, la llama fría,
velase mis sentimientos.
Por miedo dejé la vida.

Miedo a llegar, sin recorrer el camino.
Por miedo, quise apagar mi fuego
y secar el pozo de mis deseos,
quise cubrirlo todo con tierra.

Pero las ascuas alimentaron estos versos.



*Ascuas: pedazo de cualquier materia sólida y candente. Estar en ascuas, estar inquieto, sobresaltado. Porque hay algo que te quema adentro.



Lo mejor sería no huirle a los miedos. Hay que enfrentarlos y escucharlos. Dialogar con ellos. Preguntarles de donde vienen y que mensaje traen. Quizás hasta nos puedan revelar los tesoros que esconden…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vieron la pelicula Peaceful Warrior? la recomiendo! tiene que ver con muchos de los temas expuestos en esta página...

Anónimo dijo...

muy bueno leer todo esto, muchos recuerdos Gon...y la certeza de q fue todo verdadero
Maria alegria