lunes, 6 de julio de 2009

Así sabrás quién eres...

Se esconde por pudor y se revela para ser creído


En una cueva de piedra Maximus contemplaba dos pequeñas estatuas. Representaban a su mujer y a su hijo varón. Ellos habían sido asesinados de manera cruel. Y quien sabe en qué mundo ellos lo estaban esperando.

Una lámpara de aceite sostenía la escena en silencio. Con pasos muy suaves, se acercó su amigo, el africano y le preguntó… ¿Te escuchan? Él respondió: Sí. Juba agregó: ¿Y qué les estás diciendo? Maximus continuó: “A mi hijo le estoy diciendo que cuando cabalgue, ponga el pie derecho firme en el estribo y que pronto estaré con él. La curiosidad de Juba quiso ir más allá y le volvió a preguntar. ¿Y a tu mujer? … Maximus le dirigió una mirada cómplice y le respondió… “No es asunto tuyo”…

Y, esbozando una sonrisa, Juba se retiró en silencio… admirado y pensando que lo más sagrado del amor se guarda en el delicado espacio de lo íntimo.

La riqueza de una persona permanece oculta en el vínculo de amor. Maximus se descubre como hombre delante de los ojos de su mujer. En el modo en como ella lo mira, él ingresa a una profundidad de sí mismo que solo no hubiera conocido jamás. El resplandor de los ojos de su amada le revela algo de su propio misterio. Cada vez que eso sucede, una escena se repite en su memoria: “Un inmenso campo de trigo con las espigas ondeando al compás del viento. Sus manos acarician las espigas y una sensación de plenitud invade su alma.”

¿Se puede ingresar al misterio de esos dos que se miran en silencio habitándose mutuamente?

Cuando no nos hemos habitado y no hemos descubierto el gozo de recorrer nuestro paisaje interior en silencio y agradecidos… dejamos que cualquiera pasee por nuestras cuevas sin la capacidad de valorar cada rincón como espacio sagrado. Abrir las puertas a cualquiera es un signo de quererse poco… y de querer comprar la permanencia al precio del maltrato de mi riqueza interior.

“No tiren perlas a los cerdos” reza el refrán. Si lo leyera por lo que no dice… encontraría que “tengo perlas”, que son para darlas… pero no a cualquiera.

¿Cuál sería el desafío? Descubrir ese amor que recibirá de modo sagrado lo sagrado que soy.

No quisiera negociar con mis perlas la permanencia de nadie al precio de maltratar lo sagrado que soy. No quiero que ningún “cerdo” confunda mi vulnerabilidad con barro en el cual puede revolcarse. Sólo una mirada sagrada podrá descubrir la transparencia de mi barro. Y una mirada amorosa verá en ella una perla.

El misterio de una persona se hace claridad para alguien que posea un corazón puro. La mirada simple no se detiene en lo anecdótico del carácter. Trasciende las formas para habitar los fondos. Si vas en busca de las formas encontrarás la muerte… si vas en busca de la vida… el amor te revelará la forma.

Cuanto más profunda es la exposición interior entre dos personas… tanto más pide el pudor de protegerlo en la intimidad. La desnudez del cuerpo es fruto de la desnudez del corazón. Lo que se insinúa es más seductor de lo que se muestra. Lo que se oculta fascina más que lo que se expone.

En el modo de mirarse sólo sabremos que el amor es verdad… y eso es lo único que debemos saber acerca del amor… si es verdad y, por lo tanto, si es digno de ser creído…

El signo del amor verdadero será siempre sencillo. El amor crece hacia la austeridad de los signos… una mirada… una suave y sutil caricia… un beso en la frente con los ojos cerrados… una delicada sonrisa…

La grandeza del amor es ser pequeño…; su fortaleza… ser inmensamente frágil…; su solidez… ser vulnerable…; su palabra más elocuente… el silencio; su riqueza la encuentra en el despojo y su paz descansando en aquel que entregándose por entero ha dejado su corazón vacío de sí mismo para recibirte.

Sin dejar de ser tú, dejarás que te habiten para que tu amor le cuente quién eres. Y en el resplandor de su rostro descubrirás quién eres tú…

1 comentario:

Victoria dijo...

Poeta y navegante, me acabo de hacer seguidora de tu blog. Disfruto mucho de la profunda intimidad que transcribís con palabras.
Felicitaciones y no abandones la escritura!