lunes, 23 de noviembre de 2009

Crear caminos para expresarlos mejor




La cultura es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano.

Cuando un grupo humanos decide vivir según un marco de referencia determinado por valores, creencias e ideas es porque está convencido de que esa es la mejor manera de desarrollarse. Esa cultura es orientadora y contenedora de cada miembro del grupo. También ayuda a interpretar y dar sentido a los acontecimientos.

Cuando contemplo estos grupos humanos, ¿Qué percibo?

En muchos casos aparece una distancia entre la enunciación de los valores y práctica de los mismos. Algunos llaman a esta distancia: “incoherencia”, porque crees en una cosa y haces otra. Porque de palabra pronuncias un valor y con tus acciones los niegas.


Esta palabra “incoherencia” me parece fuerte e insuficiente para describir esa distancia.

He visto innumerables códigos, manifiestos, tablas, papiros, decálogos que enunciaban valores y creencias que regían diversas comunidades de mujeres y hombres pero en ninguno o en muy pocos se enunciaba el modo de llevarlos adelante. No se explicitaba la pedagogía que se iba a utilizar para cristalizarlos en la vida cotidiana.

En muchos casos coincido con los valores, sobre todo los universales, como el respeto, la dignidad, vida, la verdad, la ética, la justicia, etc. A veces no coincido con los procedimientos. Y en la mayoría de los casos no hay caminos propuestos.

En situaciones así se generan vacíos, y se abandona a la gente al carisma o al modo de ser del líder de ese grupo.


Por un lado se dice que en nuestra comunidad se escucha a la gente y por otro lado no hay instancias que generen esa posibilidad. Enarbolan la bandera del desarrollo de la persona pero no facilitan los medios para lograrlo. Fomentamos la creatividad de nuestro equipo pero no los hago participar de los procesos de cambio ni de la toma de decisiones.

A veces parece que los valores y los principios sirven para limitar y controlar a las personas…


Yo creo que son para desarrollarlas y desplegarlas. Pero el “modo” de vivirlos, aplicarlos, asumirlos, compartirlos, proponerlos, hace la diferencia.
Como Líder, ¿No termino faltando a esos valores si no propongo caminos para hacerlos carne?

¿Hay una sola manera de incorporarlos y asumirlos?


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