sábado, 29 de noviembre de 2014

Del Discurso a la Vivencia

¡Dejá, no te molestes!
¡Yo me arreglo!
No te compliques, después veo como hago.
Está bien, yo puedo. Andá.
 Estas son algunas frases que describen la imposibilidad que tienen algunas personas por dejarse ayudar.

Algunos no soportan que los cuides, que los llenes de regalos, que les demuestres cuánto los querés.

Creen que deben retribuir lo recibido entonces prefieren no recibir.
Creen que quedan en deuda.
Creen que son inferiores si no pueden resolverlo solos.
Se sienten incómodos si incomodan al otro.

¿Tanto miedo tenés a que te amen en serio?
¿O es miedo a ser rechazado cuando salgas vulnerable a pedir ayuda?
¿Tenés miedo de quedarte sin aire al descubrir la mezquina medida de tu amor?

¿Tenés alguna experiencia de amor sin límites o sólo teorías acerca de esto?

Si te pregunto sobre el arte me contarás acerca del Renacimiento, Leonardo, Miguel Ángel y Rafael pero nunca sentiste el olor del fresco de la Capilla Sixtina.
Si te pregunto acerca de la guerra me contarás acerca de los documentales que reviven la Segunda gran Guerra pero jamás sostuviste la cabeza de tu amigo que se desangra en la trinchera.
Si te pregunto acerca del amor me podrás recitar de memoria los sonetos de Shakespeare pero jamás tu alma estuvo  desnuda y vulnerable delante de un amigo…

Sufrimiento + soledad
Angustia + soledad
Desamparo + soledad
Vacío + soledad
Soledad + soledad
No considero que sean ecuaciones con resultados positivos…

Estas personas no pueden creer, ni entender ni aceptar, que el otro quiera ser inmensamente generoso con sus cosas, con sus tiempos, con su vida.
La entrega sin condiciones es una experiencia inaceptable para corazones tan pequeños, miedosos, inseguros, que han transformado la carencia de amor en autosuficiencia.

Dejame hacer por vos lo que ni vos harías por vos mismo.
Dejame quedarme a tu lado despierto hasta el amanecer aunque mañana tenga que trabajar
Dejame escucharte aunque no tenga nada para decirte
Dejame viajar 8 horas sólo para abrazar 15 minutos el dolor profundo que llevas
Dejame sostener tu cabeza aunque sea en vano mi esfuerzo
Dejame estar del otro lado de puerta secando tus lágrimas de angustia aunque ni sepas que estoy ahí.
Dejame llorar tu dolor y tu angustia aunque no haya remedio
Dejame morir al lado tuyo aunque no haya vida después de este tiempo finito.
Dejame acompañar tu soledad aunque sea un vacío oscuro, sin sentido, y poblado de aullidos que estremecen

No pongas límites a la expresión de mi generosidad.

Dejá que un amor incompresible y sin límites te haga estallar el alma y le enseñe a tu corazón lo que es tocar lo inaccesible,  lo inabarcable, insondable e insoportable experiencia de amor incondicional.


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